Los Murloc: De la charca al mundo entero

Cuando los goblins se asentaron sobre Azeroth y la alianza los estrecho entre sus brazos; un singular grupo de ellos se instalaron en una vieja cueva. La cueva era pequeña, apenas podia caber un hombre encorvado; pero era perfecta para un pequeño laboratorio experimental.

Ese grupo de locos cientificos descubrio algo muy interesante. Algunos materiales extraidos de las chimeneas extintas de los volcanes, parecian contener una extraña energia. No parecia ninguna novedad; pero en verdad lo era; pues esa energia no era de origen conocido.

Magos, brujos, expertos de todo Azeroth analizaron esas muestras y no lograron averiguar que era. Algunos quisieron prohibir a los goblins experimentar con ese tipo de energia; otros la codiciaban para ellos.

Los goblins, como es habitual en ellos, pusieron una suma enorme por sus muestras, asi como una suma aun mayor para que no experimentasen con ella. Sabian que esas sumas resultarian un objetivo imposible; y que podrian hacer lo que quisieran.

Asi pues, los goblins lograron quedarse con sus muestras y experimentar con ellas; produciendo un sinfin de artilugios sin ningun fin util para el mundo; como es de costumbre; y un buen monton de deshechos.

Los cientificos, viendose ya apretados en esa cueva repleta de extraños artilugios y barriles de deshechos; no dudaron ni un momento en verter el liquido verde en un viejo rio subterraneo.

Ese vertido llego a un pequeño lago habitado, por pequeñas ranas y sapos que, contaminados; crecieron desmesuradamente, adquiriendo un mayor poder, inteligencia y absoluta fealdad.

Nacieron los Murloc, renacuajos mutados por el descuido de unos goblins. Poco a poco, un pequeño numero de ellos formo una tribu, no sin grandes complicaciones; pues las mutaciones no afectaban a todos por igual; convirtiendo a algunos en salvajes y a otros en grandes oraculos y mediums.

Un dia, el grupo de goblins cientificos paso por esa zona, y descubrieron el fruto de sus esfuerzos que ya daban por perdido. Los deshechos que aparentemente no servian de nada, habian creado una nueva especie. Exaltados de alegria, contemplaron como sus creaciones se arrodillaban ante ellos, tomandolos primitivamente, como sus dioses. Algo en su genetica les decia que eran sus creadores.

Desde ese dia, los Murloc aprendieron de la mano de los Goblins a hablar y vivir en el mundo con sus nuevos ojos. Y los Murloc, les juraron lealtad eterna.